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19-8-2021

Cauterets: De Sarah Bernhardt a Miguel Induráin

El Tour de 1989 es el Tour de la cuenta de la vieja por excelencia. Fignon nunca olvidó esos ocho segundos que lo separaron del triunfo final.

Desde el día siguiente de esa derrota, empezó lo más duro. Contaba mentalmente ocho segundos. Cuanto más contaba, más me daba cuenta del ridículo espacio-temporal que eso representaba. ¡No da tiempo a hacer nada en ocho segundos!

Laurent Fignon: Nous étions jeunes et insouciants

Podio Tour de France 1989

Esa mirada perdida de Fignon en el podio, tal vez contando mentalmente hasta ocho.

Aun así, Fignon no es el único condenado a hacer cálculos. Pedro Delgado terminaría en el tercer escalón del podio de París a 3.34 de Lemond, también con motivos sobrados para echar cuentas. Delgado, que había ganado el Tour en 1988, empezó con mal pie el de 1989. Llegó dos minutos y cuarenta segundos tarde a la salida del prólogo en Luxemburgo y al día siguiente perdió otros cuatro minutos y medio largos en una contrarreloj por equipos de 46 kilómetros. El Reynolds, que estrenaba a Banesto como copatrocinador, fue el último de los veintidós equipos, a 4.32 del Super U de Fignon, y eso que Delgado contaba con Mauri e Induráin en su nueve. Perico aparecía en el puesto 197 (penúltimo) a 9.57 del líder y a 7.20 de Fignon cuando el Tour ni siquiera había entrado en Francia. El segoviano ya se había quejado de la «escasa» dureza del recorrido, que por otra parte contó con cuatro contrarrelojes individuales (prólogo incluido) y una por equipos, con un total de 190 kilómetros. Igualito que ahora, vamos.

Perfil de la etapa

Perfil de la décima etapa

El 10 de julio, el Tour tomó su primer contacto con la alta montaña y esta vez sí el protagonismo fue completamente español. La etapa salió de Pau y en el kilómetro 25 se fugaron Robert Forest y Adri Van der Poel (campeón del mundo de ciclocrós, ganador de una Amstel, una Lieja y una Vuelta a Flandes, y pese a ello hoy conocido como el yerno de Poulidor o el padre de Matthieu). Bajando el Marie Blanque, Delgado envió por delante a uno de sus mejores gregarios: Miguel Induráin. El navarro, que disputaba ya su quinto Tour y estaba a punto de cumplir veinticinco años, superó a los fugados y coronó en solitario el Aubisque. La ventaja en Pierrefite-Nestalas, a pie de Cauterets, le sirvió a Induráin para llegar el primero a meta. Anselmo Fuerte, que había saltado antes del col des Bordères, y Delgado, que atacó en el grupo de los favoritos a cuatro de meta, completaron un insólito triplete español. Induráin, que ese año ya había ganado la París-Niza, declaró que la estrategia no se había planificado en el hotel (Reynolds, Banesto, Illes Balears, Caisse d'Épargne, Movistar: cambian los nombres, pero algunas cosas jamás cambian en el equipo navarro) y que nunca había sufrido tanto.

Al final de la etapa, Induráin se vistió con el maillot de lunares de líder de la montaña. Ese maillot sólo le duró un día, pero desde la etapa de Val Louron en el Tour del 91, Induráin vestiría sesenta días de amarillo para llevarse cinco Tours consecutivos.

Induráin con el maillot de lunares

Induráin, líder de la montaña

Era la segunda vez que el Tour llegaba a Cauterets. El primer ganador había sido Jesús Loroño en 1953, en una etapa que también salió de Pau. En esa ocasión la etapa finalizó en el mismo pueblo de Cauterets (934 m), mientras que Induráin tuvo que sufrir unos kilómetros más hasta Le Cambasque (1320 m). Y es que la commune de Cauterets se extiende desde una altitud de 503 metros hasta los 3298 metros del Vignemale, que señala la frontera con España.

El lago de Gaube, en la <em>commune</em> de Cauterets

El lago de Gaube, en la commune de Cauterets

Antes de recibir el Tour y del desarrollo de pistas de esquí alpino y de fondo, Cauterets vivió su edad de oro en torno al año 1900. La fama de sus aguas termales atrajo a la alta sociedad de la época, que venía a hacer sus curas en balnearios situados en el núcleo del pueblo o en La Raillère, unos kilómetros más arriba en dirección al célebre Pont d'Espagne. El paseo hasta La Raillère desde el fastuoso Hotel d'Angleterre se hacía a caballo, en mula o en palanquines llevados por porteadores. Los porteadores locales también se ganaban la vida cargando a sus espaldas grandes bloques de hielo del nevero de la cima del Péguère, que se utilizaban para conservar la carne y para preparar los sorbetes que en verano degustaban personajes como la célebre Sarah Bernhardt.

Sarah Bernhardt (del libro Jules Huret: <em>Sarah Bernhardt</em>)

Sarah Bernhardt (del libro Jules Huret: Sarah Bernhardt)

Se cuenta que Sarah Bernhardt acudió con un cachorro de guepardo al Hotel d'Angleterre. Después de los destrozos causados por el animal y de una disputa con el hotelero, Bernhardt se habría instalado en su De Dion Bouton en una pequeña isla de la gave (torrente) del Marcadeau, camino al Pont d'Espagne. Esa pequeña isla lleva hoy el nombre de la actriz, aunque es probable que la etimología real tenga menos glamour y el nombre se deba a una serrería del señor Bernard (Sieur Bernard).

El éxito del balneario de La Raillère condujo a la construcción de una línea férrea entre Pierrefite-Nestalas y Cauterets (1899) y de otra más pequeña desde allí a La Raillère (1897). El tren, de hecho tranvía, entre Pierrefite y Cauterets dejó de circular en 1949, pero la línea de La Raillère todavía funcionaba cuando el Tour subió por primera vez a la station thermale en 1953. En verano de 1970 se cerró la línea y las máquinas restantes terminaron en un museo.

Las termas de La Raillère y el ferrocarril

Las termas de La Raillère y el ferrocarril

El 18 de junio de 2013 una tremenda inundación destruyó parte de la carretera D920, de manera que, en la por el momento última visita del Tour, Rafał Majka tuvo que enfrentarse a unos nuevos lacets para vencer en Cauterets en 2015.

La carretera nueva a Cauterets

La carretera nueva a Cauterets

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