13-6-2024

El ciclista que perdió su pipa

Ha caído en mis manos un ejemplar de Der Fahrrad Mechaniker de Walter Sattig y Bernard Kneuertz. Es un interesante volumen sobre la mecánica de la bicicleta con infinidad de ilustraciones y planos detallados, tanto de componentes como de herramientas. La primera edición se publicó en 1937, pero el ejemplar al que me refiero corresponde a una tercera edición de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial.

En la portada aparece un logo redondo en el que media circunferencia es un tubular y la otra media, una rueda dentada. A buen seguro, se trata de un logo específico para el libro y no el de la editorial Gundlach de Bielefeld. El libro convivía en el catálogo de Gundlach con manuales de cocina de un famoso grupo empresarial de la misma ciudad de Bielefeld, el del Dr. Oetker (fundado en 1891, mucho antes de que sus pizzas llegaran a este lado de los Pirineos). Por entonces, el grupo empresarial, que había adquirido una participación mayoritaria en la imprenta y editorial Gundlach, lo dirigía Richard Kaselowsky. En 1933, Kaselowsky se apresuró a afiliarse al partido nacionalsocialista y colocó una enorme esvástica en la imponente sala de conciertos de Bielefeld, la Rudolf-Oetker-Halle. El grupo Oetker también cedió al partido nazi el periódico Westfälische Neueste Nachrichten.

Lo cierto es que el citado logo circular de la portada no es lo más llamativo de esa página. A su lado hay un sello, también circular, que corresponde al lugar en el que estuvo el ejemplar. En ese sello se lee en la clásica tipografía gótica «Gewerbl. Berufsschule Straßburg». Las Gewerbschulen fueron escuelas profesionales (industriales) que surgieron en el siglo xix y prácticamente desaparecieron tras la Segunda Guerra Mundial. Y si en el interior del logo se ve la parte delantera de una bicicleta, en el interior de la circunferencia del sello lo que se ve es el águila nazi con una cruz gamada en sus garras.

Ya situado en su contexto histórico, el libro es realmente fascinante para cualquier interesado en la mecánica de la bicicleta a todos los niveles. De hecho, se reeditó en 2012 y puede encontrarse en las librerías (alemanas o de Internet).

Ahora bien, lo primero que me ha llamado la atención de Der Fahrrad Mechaniker es el dorso de la cubierta. En la esquina superior izquierda está el sello de la escuela industrial con la dirección completa, «Am Breiten Stein 2, Strassburg i. Els.» Ya a principios del siglo xi, esa calle recibió el nombre en latín de Lata Strata, y desde entonces ha tenido diversas denominaciones, sobre todo, «Am Breiten Stein» o su versión francesa «rue de la Pierre Large», en función de si Estrasburgo pasaba de Alemania (Straßburg im Elsass) a Francia (Strasbourg) o viceversa, según los resultados de distintas guerras.

En ese dorso de la cubierta se anuncian componentes de bicicleta de la marca Wippermann, fundada en 1893 y que aún pervive y mantiene el mismo logo que aparece en la parte superior derecha de la imagen. Pero lo que me resultó inmediatamente reconocible pese a que no lo había visto nunca fue el dibujo del ciclista, que es prácticamente una imagen especular de un cartel muy familiar.

En la versión alemana (por no llamarla plagio), el ciclista ha perdido su pipa y aparece en manga corta en el paisaje alpino, más a tono con la imagen que podría ofrecer un miembro de las Juventudes Hitlerianas. El cartel original en el que un ciclista fuma en pipa mientras asciende sin aparente esfuerzo («Où ne monterais-je pas, disent tous les rois de la route») sobre una bicicleta Royal-Fabric es obra del artista Jean-Marie Michel Liébeaux, conocido como Mich (Perigueux, 1881-Argel, 1923). Mich había publicado el libro de caricaturas À l'automobile y se había ganado merecida fama como cartelista publicitario para marcas de coches y bicicletas.

El constructor J-B. Barbier había empezado a producir bicicletas Royal-Fabric en 1910 en Saint-Étienne, la ciudad por la que en esos años pedaleaba a diario Vélocio, «apóstol del cicloturismo».