El primer domingo de noviembre, miles de ciclistas acuden a Montserrat a dar gracias a la Virgen por todo lo conseguido y disfrutado en la temporada. Evidentemente, esta jornada festiva organizada por la Federació Catalana de Ciclisme va mucho más allá de un sentido religioso, aunque la bendición del padre rector (o del vicerrector) esté siempre presente. Este colofón de la temporada conserva la quintaesencia casi perdida del cicloturismo. No tiene clasificaciones, ni siquiera ruta definida. Son los clubes los que organizan los recorridos para que grupetas de toda Cataluña lleguen al monasterio, a ser posible a las nueve de la mañana. Maillots de todos los colores y bicicletas de todo tipo (tándems, con remolques, engalanadas con cintas y banderas) invaden la montaña desde hace más de 70 años.
El pin conmemorativo y la cinta a los clubes son los únicos trofeos que se entregan
En este condenado 2020 se ha instado a subir el puerto en solitario o en grupos muy reducidos durante todo el mes de noviembre. El pin será virtual y no habrá bocadillo o comilona multitudinaria con los compañeros del club. Eso sí, la federación y los ciclistas y cicloturistas catalanes esperan volver a dar a Montserrat el brillo que merece en 2021.
Carretera vacía. Una Diada Montserratina atípica (Foto CGS)
En el plano competitivo, el protagonismo de Montserrat en Volta a Catalunya o Vuelta a España no ha sido especialmente relevante. De hecho, la subida a Montserrat que más espectadores reunió fue la del sábado 13 de junio de 1992. Los protagonistas no fueron ni Induráin ni Chiappucci ni Bugno ni Jalabert ni ninguno de los grandes ciclistas de la época, sino los futbolistas del Barça que, a modo de celebración, salieron del Camp Nou en bicicleta para cubrir algo menos de 60 kilómetros hasta el monasterio de Montserrat. El Barça de Cruyff había ganado en mayo su primera Copa de Europa y, sólo una semana antes, la derrota en Tenerife de un Real Madrid que llevaba 31 jornadas como líder de la Liga sirvió en bandeja un doblete azulgrana inédito.
Medio millón de espectadores animaron a los improvisados ciclistas ese día. Un entusiasmo a la altura de una Vuelta a Flandes, en fin. El primer futbolista en llegar a la meta fue Pep Guardiola, pero el maillot de vencedor se lo llevó Albert Ferrer. El Chapi entró noveno a más de ocho minutos, pero fue el único, el único sí, que no recibió ayuda. Guardiola se había remolcado en el scooter en el que subió el «vispresident» Joan Gaspart, al estilo de lo que haría Nibali en la Vuelta del 2015.
«Delirio azulgrana en Montserrat», tituló El Mundo Deportivo
Por supuesto, Montserrat no es el único templo, monasterio o ermita ligado al ciclismo. Hay muchas imágenes icónicas del ciclismo, en grandes puertos como el Tourmalet, el Stelvio o el Ventoux, en tramos de la París-Roubaix como el bosque de Arenberg o el Carrefour de l'Arbre o en muros belgas o italianos como La Redoute o Sormano, pero las fotos de los ciclistas retorciéndose sobre la pendiente adoquinada del Kapelmuur con el público agolpado en los laterales y la imponente iglesia de Onze Lieve Vrouw (Nuestra Señora) de Oudenberg son difícilmente superables.
La cima de Oudenberg («vieja colina» en neerlandés), por su posición aislada en medio de un terreno llano, fue escenario de cultos paganos desde tiempos remotos. La actual iglesia se construyó en 1906 en el lugar que desde el siglo xvii había ocupado una ermita. Para hablar del Kapelmuur (muro de la capilla) o muro de Geraardsbergen, basta con decir De Muur. Es el muro por excelencia de la Ronde Van Vlaanderen (Vuelta a Flandes). De hecho, para los (excesivamente) puristas sólo hay dos muros en Bélgica: el Kapelmuur y el valverdiano muro de Huy.
El libro sobre las 100 primeras ediciones de De Ronde difícilmente podría tener otra foto de cubierta. Cancellara en De Muur (2010)
El Kapelmuur, que ya había sido protagonista en el Het Volk,(1) se introdujo por primera vez en la Vuelta a Flandes en 1950. La ascensión tiene una longitud de poco más de un kilómetro (1.075 m) y un porcentaje medio por encima del 9 %, pero es un tramo a casi el 20 % el que causó estragos durante décadas, sobre todo antes de la instauración de desarrollos de molinillo. El primero en pasar por la cima del Kapelmuur fue el toscano Fiorenzo Magni,(2) que también se impuso en la meta de Wetteren. Las tres victorias consecutivas de Magni en 1949, 1950 y 1951 interrumpieron la hegemonía belga (3) y le valieron al italiano el sobrenombre de León de Flandes.
Fue precisamente Fiorenzo Magni quien en 2006 inauguró un muy recomendable museo de ciclismo junto a la iglesia de Madonna del Ghisallo. Y si el museo expone, entre muchos otros objetos, 70 bicicletas y una espectacular colección de maglie rose, en el interior de la iglesia también se exhiben bicicletas, trofeos y todo tipo de parafernalia ciclista (sin llegar al kitsch más extremo de la iglesia belga que acogió una exposición del museo de Roeselare durante la renovación del edificio que hoy vuelve a ocupar).(4)
Entrada del Museo del ciclismo de Madonna del Ghisallo
En el tique de entrada al museo se reproduce la foto más famosa de Magni. La imagen se tomó durante el Giro de 1956. Magni había caído en el descenso de Volterra y se había fracturado la clavícula. Desoyendo el consejo del médico, el italiano siguió en carrera y se le ocurrió atar una cámara al manillar. El otro extremo de la cámara lo sujetaba con los dientes para así reducir el esfuerzo exigido a su vapuleado hombro izquierdo.
En octubre de 1949, el papa Pío XII declaró a la Virgen del Ghisallo patrona universal del ciclismo. Es, por supuesto, lugar de peregrinaje de ciclistas creyentes y no creyentes que, si hacen un alto en el camino, pueden disfrutar también de una vista espectacular del lago de Como.
El puerto de Madonna del Ghisallo, con el santuario en la cima, forma parte del Giro di Lombardia (o Il Lombardia según la actual denominación oficial) desde 1919. El descomunal muro de Sormano,(5) reintroducido en carrera en 2012, se ha convertido en un elemento decisivo y espectacular del Giro di Lombardia, pero el momento en que doblan las campanas de Madonna del Ghisallo al paso de los corredores sigue siendo el símbolo de la clásica de las hojas muertas.
Foto: Web oficial del museo
(1) El Omloop Het Volk (circuito Het Volk) pasó a llamarse Omloop Het Nieuwsblad al cambiar el periódico patrocinador.
(2) La figura de Magni es controvertida no sólo por lo ocurrido en las carreteras (los empujones de sus tifosi en el Pordoi, la retirada de todo el equipo italiano a instancias de Bartali cuando Fiorenzo era líder del Tour en 1950), sino sobre todo por su participación entre los camisas negras en la llamada «masacre de Valibona». Terminada la guerra, Magni fue juzgado por esos hechos y absuelto.
(3) Antes de Magni, sólo los suizos Suter (1923) y Debaets (1924) habían roto el monopolio de victorias belgas en una carrera que se disputaba desde 1913 y que sólo fue interrumpida por la primera guerra mundial (no por la segunda).
(4) Tuve ocasión de visitar el museo de Roeselare antes de su renovación. Entonces se llamaba simplemente WieMu. En 2015 el museo cerró por obras de renovación del edificio y se organizó la exposición temporal «Koers is religie» en la iglesia de San Patricio (Paterskerk).
(5) Vincenzo Torriani incluyó el muro de Sormano en 1960, pero éste sólo resistió tres años en el recorrido, pues, con los desarrollos de la época, la mayoría de los ciclistas tenían que poner pie a tierra (cuando no se beneficiaban de los empujones de los tifosi). El muro tiene un desnivel de 297 metros en sólo 1,7 km, con un promedio del 17,5 % y rampas de hasta el 27.