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25-01-2025

El Tour en Barcelona antes del Grand Départ (1)

1957: Anquetil, Di Stefano y la orquesta de Ramón Evaristo

En julio de 2026, Barcelona será el escenario de lo que desde hace unos años la organización del Tour llama con cierta pomposidad el Grand Départ. Desde su creación en 1903 y hasta el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, la Grande Boucle fue, con una única excepción,(1) una verdadera vuelta al hexágono francés, con salida y llegada en París.

Después de salir de Brest (1952) y de Estrasburgo (1953), el Tour dio un gran paso hacia la internacionalización de su recorrido con una salida desde Ámsterdam en 1954. En la primera etapa de ese año, la carrera ya cruzó la frontera con Bélgica a un ritmo vertiginoso (se superaron los 40 km/h de promedio en los 216 kilómetros) para terminar en Brasschaat, y al día siguiente entró en Francia en una etapa en la que Bahamontes participó en una fuga en llano que fue absorbida poco antes de la aparición de los adoquines que conducían a Lille. El toledano acabó perdiendo seis minutos en esa etapa del que era su primer Tour. Su terreno estaba por llegar, y ya en esa primera participación se llevó el gran premio de la montaña, entonces patrocinado por St. Raphaël Quinquina.(2)

Publicidad de St. Raphaël quinquina (1954) Publicidad de St. Raphaël quinquina (1954) Publicidad de St. Raphaël quinquina (1954)

Cartel publicitario de St. Raphaël quinquina (izq.); los puntos cosechados por Bahamontes en su primera gran exhibición en los Pirineos (centro); curiosa imagen de Gilbert Bauvin que se impuso al esprint a Bahamontes en la llegada a Luchon (der.)(3)

En julio de 1957, la prensa barcelonesa reflejaba la euforia por la inminente llegada del Tour a la ciudad. Se organizaron distintos eventos para que la fiesta no se detuviera en la montaña que quiso ser y sería olímpica.(4) En el Pueblo Español, se celebraron dos verbenas en las que actuaron entre otros el acordeonista Robert Trabucco y su orquesta, que acompañaba la caravana del Tour. A ellos se unió la orquesta de Ramón Evaristo, gran animadora de las fiestas en Cataluña en las décadas de 1940 y 1950. En la velada tampoco podía faltar una proyección de la película de la etapa.

<em>El Mundo Deportivo</em> (12-7-1957), p. 2 Orquesta de Ramón Evaristo

Anuncio en El Mundo Deportivo (12-7-1957), p. 2 y la Orquesta de Ramón Evaristo

Sin embargo, de todos los actos organizados, tal vez el más sorprendente fue un partido de fútbol en el que participó ni más ni menos que Alfredo Di Stefano, ¡como capitán de una Selección de Barcelona!(5) En esas fechas, acabada la Liga, y tras una final de la Copa (entonces llamada Copa del Generalísimo) en la que el Barcelona se había impuesto al Español en el estadio de Montjuic y ante la presencia de Franco, el equipo de Kubala estaba en Venezuela disputando la Copa Caracas (también llamada la Pequeña Copa del Mundo, está todo inventado), mientras la construcción del Camp Nou entraba en su recta final.(6) El partido en honor al Tour se celebró en el estadio de Montjuic con victoria catalana y con Di Stefano, que años antes había protagonizado el vodevil más grotesco de la historia de los fichajes, como gran figura.

<La Selección de Barcelona, reforzada por Alfredo Di Stefano

La Selección de Barcelona, reforzada por Alfredo Di Stefano (agachado en el centro)
Foto: Carlos Pérez de Rozas (Arxiu Municipal de Barcelona)

Todo lo que rodeaba el Tour causaba sensación, en especial la caravana publicitaria completa o el célebre cuarteto humorístico Frères Jacques, que actuó en «la explanada de la fuente luminosa». No faltó su éxito de temática ciclista «Vas-y-papa»

Vas-y Papa, ne perds pas la cadence,
Vas-y mon gars, t'auras ta récompense.
Vas-y Papa, tu vas courir ta chance,
Et c'est peut-être toi qui seras le premier cette fois.

Gran Premio Cinzano Etapas Españolas <em>La Vanguardia Española</em> (2-7-1957), p. 25

Cartel anunciador y La Vanguardia Española (2-7-1957), p. 25

Las taquillas para asistir al gran espectáculo del Tour echaban humo. El día señalado, llegaron autocares de toda Cataluña (veinte sólo desde Igualada), pero también desde Caspe, Villarreal (7) o Bilbao «para animar a Loroño», el mejor clasificado del equipo español en el que se había retirado Bahamontes, envuelto en una polémica por una «inyección de calcio» que le suministró Luis Puig. El entonces director técnico del equipo español era practicante diplomado y argumentó que Bahamontes no había encontrado al médico del Tour. Luis Puig, que entonces ya organizaba la Vuelta a Levante, terminaría siendo presidente de la Unión Ciclista Internacional desde 1981 hasta su fallecimiento en 1990.

<em>El Mundo Deportivo</em> (7-7-1957), p. 1

El Mundo Deportivo (7-7-1957), p. 1

El Tour ya movía en esos años medio millar de enviados especiales...

Veinte kilómetros de líneas telefónicas; cien cabinas, cerca de trescientos aparatos telefónicos, líneas especiales para teléfonos y televisión han debido ser instaladas para recibir dignamente al gran ejército internacional de periodistas que sigue la Vuelta a Francia, brindando el trampolín más maravilloso de publicidad que una capital pueda soñar.

Alfil, El Mundo Deportivo (7-7-1957), p. 4.

Y, claro, la televisión era poco menos que cuestión de magia. Sólo unos meses antes había empezado a emitir tímidamente Televisión Española y apenas había unos centenares de televisores en España. (8)

Las imágenes que los tomavistas del Estadio tomarán sobre la llegada son transmitidas a una avioneta que completamente equipada sobrevolará el Estadio y que rápidamente volará a Perpiñán para que a las nueve de la noche más de seis millones de poseedores de aparatos de televisión en Francia, Italia, Bélgica, Alemania y Suiza vean cómodamente las escenas de Barcelona en torno al «Tour».

Alfil, El Mundo Deportivo (7-7-1957), p. 4.

Mapa Tour 1957

Mapa Tour 1957

En 1957, los 120 corredores que tomaron la salida en Nantes se agrupaban en siete equipos nacionales: Francia, Bélgica, España, Holanda, Italia, Luxemburgo (con algún corredor de otra nacionalidad) y Suiza, y cinco equipos regionales de Francia. Los participantes estaban sobre aviso después de que el año anterior se impusiera Roger Walkowiak, por entonces en un equipo regional, gracias a una fuga bidón,(9) pero no estaba claro quién controlaría para el equipo de Francia.

Etapa 7, Metz-Colmar <em>(L'Équipe)</em>

Etapa 7, Metz-Colmar (L'Équipe)

La prensa catalana hablaba de un calor abrasador que dificultaba enormemente el esfuerzo de los ciclistas y contaba los días en espera de que llegara la etapa del Galibier, en la que se presagiaba una actuación estelar de Bahamontes. Claro que, antes, la carrera atravesó los adoquines del norte de Francia y se adentró en Bélgica para terminar etapa en Charleroi después de pasar el célebre muro de Grammont (Kapelmuur). Ese día la superioridad del equipo francés fue aplastante con victoria de Bauvin y liderato para el joven Anquetil. Y mientras el vasco Loroño(8) iba ascendiendo en la clasificación, Bahamontes no levantaba cabeza. El citado incidente con la «inyección de calcio» puso fin a la participación del toledano en la etapa anterior al esperado Galibier. De repente, Bahamontes se quejó del brazo en el que había recibido la inyección y decidió no continuar. Después se contaría la conversación entre Bahamontes y Luis Puig, en la línea de la figura «histérica» del toledano. Según otras versiones, quien intentó convencer a Bahamontes fue su compañero Ferraz. La conversación fue más o menos así, o así ha pasado a la historia:

–Federico, tienes que continuar. Por tu madre.
–No.
–Por Fermina [su mujer].
–No.
–Por Franco.
–No.

<em>El Mundo Deportivo</em> (6-7-1957), p. 1.

El Mundo Deportivo (6-7-1957), p. 1.

La prensa barcelonesa entendió el abandono de Bahamontes como una pataleta infantil por su falta de protagonismo respecto a Loroño. Ramón Torres calificó el episodio de «teatral y extravagante».(11) Bernardo Ruiz, preguntado en Barcelona después de su gran actuación en la etapa que acabó en Montjuic, comentó sobre la retirada de su jefe de filas:

Lamentable que después de estar ocho días trabajando todo el equipo para Bahamontes, sin más ton, dijo que abandonaba. La escena yo no la vi, pero, según Ferraz y Morales, le dijeron de todo y él hizo como la gallina: se encogió, se quitó las zapatillas y no quiso montar en la máquina.

Del Arco: «Mano a mano», La Vanguardia Española (13-7-1957), p. 29

El caso es que Bahamontes, considerado por la prensa internacional uno de los grandes favoritos, no pudo demostrar ese año su talento como escalador. Fue el italiano Gastone Nencini, que venía de ganar el Giro poco antes, quien se llevó esa etapa reina en Briançon. Para entonces, Anquetil volvía a ser líder. Después, apenas hubo cambios en las etapas que terminaron en Marsella (con paso por el Mont Faron), Alès y Perpiñán.

<em>La Vanguardia Española</em> (11-7-1957), p. 19

Recorrido de la 15ª etapa, La Vanguardia Española (11-7-1957), p. 19

Con esos precedentes, el Tour puso rumbo a Barcelona por primera vez.(12) La baja de Bahamontes, unida a la del ídolo local Poblet (que abandonó por un problema de forúnculos en la tercera etapa), amenazaba con restar expectación a las etapas catalanas del Tour. No fue así. El diseño de la etapa Perpiñán-Barcelona siguió el trazado de la N-II, terminando pegada a la costa. Una vez en la montaña de Montjuic, se subía directamente al estadio, sin completar ninguna vuelta al circuito (13) ni pasar por el castillo.Todo hacía presagiar un esprint en la pista de ceniza.

De nuevo bajo un sol abrasador, la decimoquinta etapa partió de Perpiñán a las diez de la mañana. Nada más cruzar la frontera, Loroño y Bernardo Ruiz organizaron su fuga. El pelotón les dio caza en Figueras, pero Ruiz volvió a intentarlo. El rápido contraataque de Darrigade acabó por formar un grupo en el que quedaron el citado Darrigade, Bauvin, Defilippis, Privat, Poulingue y Ruiz. El de Orihuela aprovechó la escapada para llevarse la mayor parte de las numerosas primas en las metas volantes.

Luego, en las costas de Calella, breves pero duras, su potente y fácil pedaleo, que constituye un alarde de sabia dosificación de fuerzas, despertó la admiración y el entusiasmo de grandes masas de espectadores que casi sin solución de continuidad no cesaron ya de animarle y aplaudirle hasta el final de la etapa.

La Vanguardia Española, 13-7-1957, p. 28

Las reseñas y las fotos de la prensa testimonian «las grandes muchedumbres que se apretujaban a ambos lados de la ruta para presenciar el paso de los corredores, aplaudir los extraordinarios esfuerzos desplegados por los mismos y animar a sus compatriotas».(14)

Mientras tanto, la montaña de Montjuic estaba repleta de espectadores que esperaban la llegada de la caravana publicitaria. Los afortunados que accedieron al estadio disfrutaron a primera hora de la tarde de un partido de rugby en el que el Club Natación Barcelona, que celebraba sus bodas de oro, se impuso a una selección de jugadores locales. Después llegó el momento de los castellers del Vendrell y más tarde de «los acrobáticos motoristas de la firma Cinzano, siete mocetones curtidos por el sol y perfectos animadores de sus monturas» (15) Por fin, los ciclistas recuperaron el protagonismo. Privat llegó en solitario con más de un minuto de ventaja sobre Darrigade y casi dos sobre Bauvin, que se impuso en un esprint al aclamado Bernardo Ruiz. El citado partido de fútbol con Di Stefano de protagonista dio paso a la primera de las dos verbenas, a la espera de la gran contrarreloj del día siguiente.

<em>La Vanguardia Española</em> (14-7-1957), p. 1 <em>El Mundo Deportivo</em> (14-7-1957), p. 1

Primeras páginas de La Vanguardia Española y El Mundo Deportivo del 14 de julio

De los 120 corredores que habían salido de Nantes, sólo 66 llegaron a la línea de salida de Montjuic. La gran novedad de la contrarreloj fue la creación de tres calles o carriles, lo que permitió ver a la vez a más corredores. El servicio de altavoces fue informando de los resultados parciales y el público se entusiasmó con el tiempo de Loroño que se situó segundo detrás de Forestier. Pero aún faltaba ver la actuación del lider. Jacques Anquetil tenía entonces sólo 23 años, pero ya se había impuesto en cuatro ocasiones consecutivas en el Gran Premio de las Naciones, que en esos años se celebraba sobre un circuito de 140 kilómetros. El normando rebajó el crono de Forestier en 12 segundos, a un promedio superior a los 40 km/h, además de causar una grata impresión.

Sonreía a todos y no tenía las prisas y mal humor de otros divos que he conocido

R. Torres, El Mundo Deportivo (14-7-1957), p. 1.



Carlos Pérez de Rozas (1920-1990), segunda generación de una saga de fotoperiodistas, dejó para la posteridad centenares de fotografías del paso del Tour por Barcelona. Algunas de ellas se publicaron en el medio para el que trabajaba entonces, La Vanguardia Española, otras muchas se conservan en el fondo de la familia Pérez de Rozas del Arxiu Municipal de Barcelona.

Salida de Anquetil en la contrarreloj Imagen de la caravana publicitaria

Salida de Anquetil en la contrarreloj e imagen de la caravana publicitaria
Fotos: Carlos Pérez de Rozas (Arxiu Municipal de Barcelona)

El Mundo Deportivo, por su parte, contó con las fotografías de Joan Bert (1896-1974). El enviado especial de EMD al Tour era Ramon Torres, fundador de la Secció Ciclista de la Unió Esportiva de Sants que desde hacía ya entonces tres décadas organizaba la Volta a Catalunya. En los bajos del edificio del diario deportivo se instalaba cada año una cristalera donde se anticipaban las «clasificaciones de etapa, montaña y generales para satisfacer la natural curiosidad del numeroso público que siempre acude para obtener avances de situación de los corredores».

El domingo 14 de julio de 1957, fiesta nacional francesa, Barcelona despidió al Tour con una etapa que estaría marcada por la tragedia. A las 9 de la mañana se inició el control de firmas en la plaza de Catalunya, al que siguió la salida neutralizada. La salida real se dio a las 10.30 a la altura de los cuarteles de Sant Andreu. El pelotón enfiló entonces la N-152 en dirección a Mollet. La etapa finalizaría en Ax-les-Thermes tras superar dos puertos (la collada de Tosas y el col de Puymorens), ambos de segunda categoría. Antes de la primera dificultad montañosa, la moto en la que viajaba una leyenda del periodismo, el francés Alex Virot, se precipitó al río Ter. Virot falleció en el acto y su piloto, René Wagner, poco después. Virot había cubierto los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928 (16) para Miroir des Sports, y en 1957 estaba siguiendo su vigésimo segundo Tour de Francia como periodista. En 1929, Virot había sido el primero en emitir por radio desde fuera del estudio, y en 1932 emitió por primera vez en directo desde la cima del Aubisque. Ese domingo 14 de julio, Virot decía:

Oyentes de Radio Luxemburgo, buenos días. Como pueden escuchar a través de los altavoces, estamos metidos en la teatralidad del control de firmas previo a la etapa de hoy. Estamos en la plaza de Cataluña y el público de Barcelona se ha levantado temprano, y les aseguro que no es lo normal. Les tiene que gustar mucho el Tour para venir a ver la salida a estas horas.

Tras una breve conexión para dar cuenta de la escapada del día, Virot terminaría con estas palabras:

Oyentes de Radio Luxemburgo, regresaré para nuestro programa a la llegada de la etapa de hoy, que debería producirse hacia las 16.27 horas. Por supuesto, siempre que nada nos retrase [...] Bon appétit!(17)

El modesto Jean Bourlès, del equipo regional del Oeste de Francia, se hizo con la victoria en Ax-les-Thermes. Alex Virot no pudo estar allí para contarlo.



Notas

(1) Sólo en 1926 la salida del Tour se desplazó a Évian-les-Bains, a orillas del lago Lemán.

(2) El aperitivo a base de quina y vino St. Raphaël se producía desde 1830. Entre 1954 y 1964 la marca también patrocinó al exitoso equipo St. Raphaël, que con la colaboración de Geminiani, Dunlop, Gitane o Hutchinson logró alinear en sus filas a ciclistas de la talla de Anquetil, Geminiani, Stablinski o Walkowiak. En 2006, la revolucionaria empresa británica de ropa para ciclismo Rapha tomó su nombre del equipo francés.

(3) Las imágenes del centro y derecha aparecieron en L'Équipe (21-7-1954), pp. 2-3. Imágenes del NO-DO de la etapa Pau-Luchon pueden verse en la web de RTVE.

(4) El estallido de la Guerra Civil impidió la celebración de una Olimpiada Popular paralela a los Juegos de Berlín organizados en la Alemania nazi. Hubo que esperar hasta 1992 para que el mismo estadio construido en 1929 para la Exposición Internacional de Barcelona acogiera los Juegos Olímpicos de 1992. Entre una cosa y la otra, la decimoquinta etapa del Tour de 1957 acabó en la mismísima pista de atletismo.

(5) De hecho, en 1955, Di Stefano se había alineado junto a Kubala en un partido amistoso en en que una selección catalana, también vestida de blanco, se impuso al Bolonia por 6 goles a 2.

(6) La final de Copa del 16 de junio entre los dos equipos de Barcelona se resolvió por la mínima con un cabezazo de Sampedro en la segunda parte. El Barça se impuso en julio en esa Pequeña Copa del Mundo de Clubes en la que también participaron Sevilla, Botafogo y Nacional de Montevideo. El Camp Nou se inauguraría el 24 de septiembre de 1957 en un partido entre el Barça y una selección de Varsovia.

(7) La sección «Cuando los pedales paran» de El Mundo Deportivo (14-7-1957, p. 3) contaba que el presidente del Club Ciclista Villarreal quería invitar a Anquetil, Darrigade y Poblet a las fiestas de Villarreal del 9 y 10 de septiembre, justo después de la Volta a Catalunya.

(8) El 28 de octubre de 1956 el ministro de Información y Turismo Gabriel Arias-Salgado pronunció las primeras palabras de la televisión pública española: «Hoy, día 28 de octubre, domingo, día de Cristo Rey, a quien ha sido dado todo poder en los Cielos y en la Tierra, se inauguran los nuevos equipos y estudios de la Televisión Española».

(9) En la séptima etapa del Tour de 1956, entre Lorient y Angers, Walkowiak entró en una fuga consentida de siete corredores que llegó a meta con casi 19 minutos de ventaja sobre el pelotón. Desde entonces la expresión, sin duda injusta con el corredor de origen polaco, «Tour a la Walkowiak» apareció en las numerosas ocasiones en las que una fuga consentida llegó a meta con mucha ventaja. Sin embargo, la única vez que ocurrió algo semejante fue con la victoria (en diferido, tras la eliminación de Floyd Landis) de Óscar Pereiro en 2006. En 1957 Walkowiak entró en la selección del equipo de Francia.

(10) En mayo, una escapada en la etapa que terminó en Tortosa le había servido a Loroño para imponerse a Bahamontes en la Vuelta a España. En septiembre, Loroño redondearía una gran temporada al imponerse en la Volta a Catalunya (entonces Vuelta a Cataluña)

(11) El Mundo Deportivo (6-7-1957), p. 1.

(12) La ronda gala ya había cruzado los Pirineos en 1949 para finalizar una etapa en San Sebastián.

(13) El circuito de Montjuic ya había acogido entonces diversas pruebas nacionales de motociclismo y el Gran Premio de España. Desde 1955 el circuito fue sede de las 24 horas de Montjuic de resistencia y en 1969, 1971, 1973 y 1975 se celebró el Gran Premio de España de Formula 1. La edición de 1975 estuvo marcada por la tragedia. Cuatro personas murieron embestidas por el monoplaza de Rolf Stommelen.

(14) La Vanguardia Española (13-7-1957), p. 28.

(15) La Vanguardia Española (13-7-1957), p. 29.

(16) En los Juegos Olímpicos de Ámsterdam también se premiaron con medallas a los ganadores de concursos artísticos relacionados con el deporte en tres categorías: pinturas, dibujos y obras gráficas. Virot obtuvo la medalla de plata en dibujos con su obra Gestes de Football.

(17) Véase el notable reportaje de Eurosport sobre Alex Virot, Felix Lowe: «The remarkable tale of Alex Virot, the tragic Tintin of the Tour de France».



El Tour en Barcelona antes del Grand Départ

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