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13-6-2024

El Tour en Barcelona antes del Grand Départ (2)

1965: Pérez Francés y los Beatles revolucionan Barcelona

Ocho años después, en julio de 1965, el Tour regresó a Barcelona. Fue casi una imagen especular del Tour de 1957. Las etapas fueron calcadas, pero en sentido contrario. En esta ocasión, se llegó desde Ax-les-Thermes y se salió por Perpiñán. Faltó la guinda de la contrarreloj en Montjuic, sustituida por una jornada de descanso.

Ocho años después, Bahamontes seguía siendo el gran ídolo de la afición española. Para entonces ya era el mejor escalador de la historia del Tour, como sería nombrado más tarde (1) y se había llevado en seis ocasiones el Gran Premio de la Montaña. El Tour era su carrera fetiche. Si bien no había dejado de lado su irregularidad, el toledano había mejorado en los descensos y se había impuesto en 1959, una de las contadas hazañas del deporte español durante el franquismo. En 1965, Bahamontes inició el Tour después de dos podios consecutivos (segundo en 1963 tras Anquetil y tercero en 1964 tras Anquetil y Poulidor), pero tampoco llegó a Barcelona.

Ocho años después, Ramón Torres seguía siendo el enviado especial al Tour de El Mundo Deportivo, pero en esta ocasión no quiso hacer sangre con la retirada de Bahamontes.

Durante diez años su supremacía ha sido indiscutible. Otro trono como el suyo en las altas cumbres no ha existido. Se cayó como San Pablo en el día de este santo, de su caballo invencible.

El Mundo Deportivo (2-7-1965), p. 7 (2)

En el mismo medio y el mismo día, dos páginas más allá, Carlos Pardo hacía hincapié en la pintoresca personalidad de Bahamontes. El Águila se fue a su manera, decía, atacando y «equivocándose» de camino en un cruce para abandonar poco después. Pardo, en una entrevista preguntaba al toledano si era el final de su carrera. Bahamontes no dio una respuesta concreta, pero, curiosamente, el final de su carrera estaría en la montaña de Montjuic. Ese 1965, el Deporte Ciclista Barcelona había decidido recuperar la escalada al castillo y había sido precisamente Bahamontes quien se impuso en la primera edición de la época moderna, en marzo. El éxito llevó a los organizadores a repetir ese mismo año, en octubre, esta vez ya con carácter internacional. La prueba se acomodó en esas fechas de cierre del calendario y perviviría hasta 2007. El 11 de octubre de 1965, Bahamontes anunció su retirada desde un hotel de Barcelona. Al día siguiente, volvió a Montjuic con la intención de coronar su carrera de escalador con una gran victoria. No lo consiguió. Fue segundo detrás de Raymond Poulidor, en una ocasión en la que el abuelo de Van der Poel no fue «el eterno segundo».

<em>El Mundo Deportivo</em>(2-7-1965), p.9 Bahamontes con Mary Santpere y Alicia Tomás

El Mundo Deportivo (2-7-1965), p.9 (izq.)
Bahamontes con Mary Santpere y Alicia Tomás (3)

Ocho años después de su primera visita a Barcelona, el Tour tenía un hermano pequeño, el Tour del Porvenir. El Mundo Deportivo incluso los llamaba T-1 y T-2, cual terminales de aeropuerto. El Tour del Porvenir había nacido en 1961, limitado a corredores independientes y aficionados de hasta 25 años.

Cubierta del programa del Tour de 1965 en Barcelona Doble página del programa del Tour de 1965 en Barcelona

Cubierta y doble página del programa del Tour de 1965 en Barcelona

El 19 de junio, en Colonia, la víspera de la partida del Tour del Porvenir desde la ciudad alemana, Elie Wermelinger, mano derecha de Jacques Goddet en la organización de los dos Tours, hacía saltar las alarmas sobre las etapas catalanas.

Yo todavía no puedo asegurar que la Vuelta a Francia entre en España y llegue a Barcelona. [...] Necesitamos permisos oficiales en un plazo brevísimo, sino, sintiéndolo en el alma, tendremos que renunciar a cruzar la frontera española.

El Mundo Deportivo (20-6-1965), p. 8

La organización del Tour tenía preparado un final en Toulouse por si fracasaba la aventura a este lado de los Pirineos. Por fortuna, todo se solucionó a tiempo.

<em>El Mundo Deportivo</em> (21-6-1965), p 7

El Mundo Deportivo (21-6-1965), p 7

A la salida de Colonia, el «Tour grande» estaba huérfano de un patrón después de que Anquetil, el primer pentacampeón, decidiera no participar. La prensa hablaba de Poulidor, Janssen o los españoles Bahamontes y Pérez Francés. Entre los italianos, sonaban los nombres de Motta y Adorni. Nadie mencionó al joven Felice Gimondi. A sus casi 23 años, la misma edad que tenía Anquetil en 1957, Gimondi, que había ganado el Tour del Porvenir el año anterior, se hizo con el liderato en la cuarta etapa y ya no lo abandonaría.

Al llegar las etapas catalanas, pasados los Pirineos, Gimondi aventajaba en más de tres minutos a Poulidor y en más de cuatro a Foucher. El primer español era Gabica en el puesto 17, a más de diez minutos. Pérez Francés era el vigésimo de la general a poco más de 11 minutos. Su equipo, Ferrys, lideraba la clasificación por escuadras y Julio Jiménez, tras su espectacular triunfo en la etapa de Bagnères de Bigorre era el holgado líder de la montaña.(4)

<em>La Vanguardia</em> (3-7-1965), p.1 <em>El Mundo Deportivo</em> (3-7-1965), p.1

Primeras páginas de El Mundo Deportivo y La Vanguardia del 3 de julio de 1965

La etapa que se inició en Ax-les-Thermes el viernes 2 de julio se recordaría como uno de los mayores esfuerzos en solitario de la historia del Tour.

A escasas horas de que un águila caída, Bahamontes, cruzaba casi clandestinamente [...] la frontera de Puigcerdá [...] un nuevo condor, victorioso y de rosadas plumas pasaba en solitario la valla fronteriza de la Cerdaña, netamente destacado del gran grupo

El Mundo Deportivo (3-7-1965), p. 6

José Pérez Francés, cántabro afincado en Barcelona desde los 17 años, saltó del pelotón en el puerto de Puymorens. Pasó el col con un minuto y medio de ventaja. Quedaban desde allí 214 kilómetros a meta. Seguir en solitario era una locura, pero Pérez Francés no se lo pensó dos veces. En la frontera, su ventaja era ya de 6’35” y al pasar la collada de Tosas, segunda dificultad montañosa, ya contaba con 9’20”. Bajando hacia Ribas alcanzó una ventaja máxima que rozaba los diez minutos (una anécdota, pero eso lo situaba a poco más de un minuto del liderato virtual). Al paso por La Garriga, a 62 km de meta, la ventaja se había reducido a seis minutos. Sin embargo, con los ánimos de la multitud, Pérez Francés volvió a cobrar ventaja y se plantó en las calles de Barcelona con ocho minutos. La victoria ya no podía escapársele, pese a que tenía que dar tres vueltas al circuito en el que «no cabía un alfiler». Acabada la primera vuelta entre el delirio del público, el cántabro se encontró con el pelotón que accedía al circuito y optó por quedarse unos metros por detrás. Terminó imponiéndose con 4’53” sobre Van der Berghe y se situó sexto en la general a 5’14” de Gimondi y a 2’02” de Poulidor, al que la prensa seguía viendo como el gran favorito para la victoria en París.

<em>La Vanguardia</em> (3-7-1965), p.1 <em>El Mundo Deportivo</em> (3-7-1965), p.1

Dos recortes de El Mundo Deportivo. Pérez Francés y Julio Jiménez en Montjuic (izq.), El Mundo Deportivo (3-7-1965), p. 6; y Poulidor al que se daba como favorito (der), El Mundo Deportivo (2-7-1965), p. 12

Entretanto, la quinta edición del Tour del Porvenir se preparaba para un final apoteósico en Barcelona. La carrera había seguido los destinos de su hermano mayor desde Colonia y tenía que finalizar con una etapa contrarreloj de 20 kilómetros en Montjuic. El potente equipo español superó con nota las temidas etapas llanas y se plantó en los Pirineos con dos victorias parciales, las del madrileño Mariano Díaz en la segunda etapa y la del guipuzcoano Txomin Perurena en la octava. La etapa entre Dax y Bagnères de Bigorre, con paso por el Aubisque y el Tourmalet, tuvo distintas alternativas, pero finalmente fue Mariano Díaz quien se impuso y se enfundó el maillot amarillo. Con Díaz como líder, el Tour partió desde Font Romeu hacia Barcelona a las diez de la mañana. Los corredores pasaron por la collada de Tosas, Ripoll, Vic, La Garriga y Moncada antes de llegar a Barcelona para dar tres vueltas al clásico circuito de Montjuic. La etapa se resolvió al esprint con triunfo de Hojllund.

<em>La Vanguardia</em> (3-7-1965), p. 31

La Vanguardia (3-7-1965), p. 31

<em>La Vanguardia</em> (3-7-1965), p. 31

El Mundo Deportivo (3-7-1965), p. 10
El Tour del Porvenir contó con un gran seguimiento en la prensa gracias al patrocinio de Las Colinas, que vendía parcelas y casas en una «zona residencial sobre Sitges» (en Olivella)

El sábado por la tarde, la contrarreloj de Montjuic volvió a ser innovadora, como ocho años antes en el «Tour grande». La crono se corrió en dos mangas, cada una de ellas de tres vueltas al circuito. La igualdad fue máxima. En la primera manga, se impuso José Manuel López Rodríguez ante Mariano Díaz y el francés Bernard Guyot. En la segunda manga, fue Guyot quien superó a López Rodríguez, y Mariano Díaz volvió a ser tercero. Guyot se llevó la etapa con el mismo tiempo total que López Rodríguez. Díaz (6) no tuvo problemas para imponerse en la general con algo más de dos minutos y medio sobre su compañero López Rodríguez. La selección española, a las órdenes de Gabriel Saura, se impuso también por equipos en un «ocho» en el que se veían caras que luego serían muy conocidas como Rafa Carrasco, José Manuel Lasa o Txomin Perurena.

<em>El Mundo Deportivo</em> (4-7-1965), p. 1

El Mundo Deportivo (4-7-1965), p. 1

Ese 3 de julio, mientras el Tour grande se tomaba una jornada de descanso y Mariano Díaz certificaba su victoria final en el Tour del Porvenir, el interés de buena parte de la ciudad estaba en la plaza de toros Monumental, donde actuaron, por primera y única vez en la ciudad, The Beatles.

Siguiendo, pues con los paralelismos entre las visitas del Tour de 1957 y 1965 a la capital catalana, un joven Gimondi tomó el lugar de un joven Anquetil, y la verbena de Montjuic con la orquesta de Ramón Evaristo cedió su lugar a cuatro jóvenes de Liverpool en la Monumental.

<em>La Vanguardia</em> (1-7-1965), p. 56 <em>El Mundo Deportivo</em> (4-7-1965), p. 10

Anuncio en La Vanguardia de la actuación de los Beatles, La Vanguardia (1-7-1965), p. 56 y breve nota sobre la actuación en El Mundo Deportivo (4-7-1965), p. 10

Y si bien la prensa catalana elogiaba la organización, no todo fue sobre ruedas en ese aspecto. El célebre periodista francés Pierre Chany, que cubrió 49 Tours, reflejó una anécdota sobre las estrellas de la ronda gala en los hoteles de Barcelona.

En la capital catalana, donde el Tour se tomó un descanso, Poulidor, Foucher, Anglade y Mahé fueron alojados en un hotel de ínfima categoría. El aire era irrespirable, la limpieza, dudosa. No pudieron pegar ojo en toda la noche y al día siguiente, Antonin Magne y Maurice De Muer, hartos, se presentaron en delegación ante la dirección general de la carrera, que inmediatamente instaló a los dos equipos en el hotel Ritz. Se procedió a la mudanza de madrugada, y a la llegada a ese palacio de los corredores en ropa interior no le faltó cierto aire pintoresco, ¡provocando la emoción de los seguidores ricos!

P. Chany y T. Cazzenave: La fabuleuse histoire du Tour de France, París, Éditions de la Martinière, 2003, p. 522.(7)

Tras el día de descanso, con la resaca de la descomunal cabalgada en solitario de Pérez Francés y los ecos de los Beatles, Barcelona dio la salida a la etapa que conduciría a Perpiñán. La etapa no tuvo demasiada historia en lo deportivo, y finalmente se impuso el campeón del mundo Jan Janssen en el esprint de un reducido grupo de escapados. No deja de ser curioso que venciera el portador del maillot arco iris en una etapa que combinó un sol radiante con una tremenda tormenta en el puerto de Belitre, en la frontera entre España y Francia, la única, mínima, dificultad montañosa de la jornada.

<em>Le Miroir des Sports</em>.  L'histoire du Tour 65, suplemento al núm. 1087 del 15-7-1965, p. 30

Le Miroir des Sports. L'histoire du Tour 65, suplemento al núm. 1087 del 15-7-1965, p. 30

A su regreso a Francia, el Tour de 1965 estaba en su ecuador. Superados los Pirineos, quedaban por delante los Alpes y, antes, una etapa con final en el Mont Ventoux. Y en la eventualidad de que la montaña no fuera juez suficiente, una cronoescalada a Le Revard y una crono final Versalles-París serían jueces de la carrera. Raymond Poulidor, a 3’12” de Felice Gimondi, mantenía su aura de favorito.

<em>Le Miroir des Sports</em>. L'histoire du Tour 65, suplemento al núm. 1087 del 15-7-1965, p. 3

Le Miroir des Sports. L'histoire du Tour 65, suplemento al núm. 1087 del 15-7-1965, p. 3

El resto de la historia es bien conocido. Poulidor logró un extraordinario triunfo en el Mont Ventoux que lo situó a sólo 34 segundos del liderato. Sin embargo, Gimondi fue superior en las dos contrarrelojes. El italiano, que aún no había cumplido los 23 años, era el campeón más joven del Tour desde la Gran Guerra. Pou Pou volvía a terminar segundo. Eddy Merckx acababa de cumplir veinte años.



Notas

(1) En 2013, un jurado de L'Équipe eligió a Bahamontes como el mejor escalador de la historia del Tour. En su línea habitual, un octogenario Bahamontes, genio y figura, aseguró que merecía el premio, pero lamentó que el segundo clasificado fuera Richard Virenque: «Si él es un escalador, yo soy Napoleón».

(2) La Iglesia católica celebra el día de San Pablo el 29 de junio y Bahamontes se retiró el 30. Un día no iba a cambiar la imagen bíblica que Ramón Torres tenía en la cabeza.

(3) La figura de la polifacética Mary Santpere (1913-1992) es harto conocida. La joven Alicia Tomás (1940-2021) era entonces una de las estrellas más conocidas del Paralelo. Años más tarde sería fugazmente torera.

(4) Julio Jiménez, el Relojero de Ávila, redondearía un Tour formidable al imponerse en la etapa alpina entre Briançon y Aix-les-Bains y llevándose claramente el Gran Premio de la Montaña. A ello cabe sumar un segundo puesto tras Poulidor en un polémico final en el Mont Ventoux.

(5) El Tour se corrió por equipos de marcas comerciales. Participaron 13 equipos de 10 corredores, entre los cuales uno de ellos era mixto, el Molteni-Ignis, que fue el único en llegar al completo a París.

(6) La carrera profesional de Mariano Díaz no fue tan exitosa como su triunfo en el Tour del Porvenir parecía presagiar. No logró buenos puestos en generales de las grandes rondas, pero venció en una etapa de la Vuelta a España y en otra del Tour. Obtuvo la victoria en la Semana Catalana de 1968. En 1969 se impuso en una Volta en la que participó Felice Gimondi.

(7) Pierre Chany, bajo el seudónimo de Jacques Périllat, ya había publicado el mismo relato de la noche barcelonesa en la sección «Fenêtres sur Tour» de Miroir Sprint, 996 A (5-7-1965), pp. 17-21.



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